Mundo Fusion

viernes, mayo 11, 2018

Moriré para Vivir...

"Antes de dejar la vida por mi propia voluntad y en pleno uso de mis facultades mentales, me urge cumplir con un último deber: agradecer de todo corazón a este maravilloso país que es Brasil que nos haya ofrecido a mi y a mi trabajo una tregua tan bondadosa y hospitalaria. He aprendido a querer a este país cada día más y en ningún otro lugar me hubiese gustado más reconstruir de nuevo mi vida, ahora que el mundo de mi propia lengua se ha hundido para mí, y Europa, mi patria espiritual, se ha destruido a si misma. Pero una vez cumplidos los sesenta años haría falta una fuerza especial para empezar otra vez de nuevo. Y las mías están agotadas por los largos años de peregrinar sin patria. Por eso me parece mejor concluir a tiempo con la cabeza alta, una vida para la que el trabajo espiritual siempre fue la alegría más pura y la libertad personal el mayor bien sobre la tierra. Saludo a mis amigos. Quizá vivan para ver el amanecer tras la larga noche. Yo, demasiado impaciente, me adelanto a ellos..." (Stefan Sweig)


Final de la Sinfonía Nº 2 Resurrección
(Gustav Mahler)

Resurrección

Coro, Soprano
¡Resucitarás, si resucitarás,
polvo mío, tras breve descanso!
¡Vida inmortal
te dará quien te llamó!

¡Para volver a florecer has sido sembrado!
El dueño de la cosecha va
y recoge las gavillas
¡a nosotros, que morimos!

Contralto
Oh créelo, corazón mío, créelo: 
¡Nada se pierde de ti!
¡Tuyo es, sí, tuyo, lo que anhelabas!
¡Lo que ha perecido resucitará!

Soprano
Oh créelo: ¡no has nacido en vano!
¡No has sufrido en vano!

Coro
¡Lo nacido debe perecer!
¡Lo que ha perecido, resucitará!

Coro, Contralto
¡Cesa de temblar!
¡Dispónte a vivir!

Soprano, Contralto
¡Oh dolor! ¡Tú, que todo lo colmas!
¡He escapado de ti!
¡Oh muerte! ¡Tú, que todo lo doblegas!
¡Ahora has sido doblegada!

Coro
Con alas que he conquistado,
en ardiente afán de amor,
¡levantaré el vuelo
hacia la luz que no ha alcanzado ningún ojo!
¡Moriré para vivir!

Coro, Soprano, Contralto
¡Resucitarás, sí, resucitarás,
corazón mío, en un instante!
Lo que ha latido,
¡habrá de llevarte a Dios!