El Canto de la Sibila...
"En la Grecia clásica, la
Sibila era el arquetipo de la profetisa y la sacerdotisa. Mujer de
sabiduría y vehículo de las revelaciones divinas, constituía a la vez el
símbolo de la mujer arcaica que reunía muchos atributos encarnados
antaño por las Diosas Madres del Paleolítico, las Magna Mater de Oriente
y del mundo clásico grecorromano, como Isis, Ishtar, Deméter y
Atargatis. El oráculo de la Sibila Eritrea, que anunció en el siglo II
a. C. la llegada de una edad de oro del hombre con el nacimiento de un
niño hijo de una madre virgen, permitió al cristianismo aprovechar esa
figura y recuperar ese oráculo para proclamar el mensaje de la segunda
venida del Mesías. La tradición de celebrar el Canto de la Sibila por
Navidad parece iniciarse musicalmente en los siglos IX-X (san Marcial de
Limoges). Sus visiones apocalípticas son trágicas y desgarradoras, pero
la música que las acompaña es armónica y mágica: el inicio de cada
estrofa, con un intervalo de quinta ascendente, nos transporta a la
audición meditativa de un relato cósmico y sagrado. El Canto de la
Sibila se cantó tradicionalmente durante siglos para la voz onírica de
un niño, ya que los Padres de la Iglesia prohibieron que las mujeres lo
hicieran dentro de los templos, salvo en los monasterios femeninos. Con
dicha prohibición se perdía la presencia profética de la figura femenina
que lo proclamaba. El patriarcalismo de la Iglesia despojó de ese modo a
las mujeres de la posibilidad de transmitir la palabra divina. Gracias a
este canto milenario, la luz de las sibilas –délfica, pérsica, líbica,
cumea, eritrea, samia, cumana, helespóntica, frigia y tiburtina– sigue
todavía viva en voz y figura femeninas. A los sentidos sapiencial y
místico de la sibila cabe añadir otro de profunda actualidad: el
ecológico. El espeluznante mensaje de la sibila tiene una dramática
vigencia, ya que nos habla de la destrucción del mundo, de la falta de
respeto hacia una naturaleza que se nos va, de la brutalidad que hace
que el hombre considere la naturaleza como una máquina. El dolor y la
amenaza para la vida de nuestra madre la Tierra son hoy más proféticos
que nunca en la voz de la sibila..." (Montserrat Figueras)
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