Mundo Fusion

miércoles, febrero 01, 2017

El Guardador de Rebaños...

"Yo nunca guardé rebaños  
Pero es como si los guardara.
Mi Alma es como un pastor,
Conoce el viento y el Sol
Y anda de la mano de las Estaciones
Siguiendo y mirando.
Toda la paz de la Naturaleza sin gente
Viene a sentarse a mi lado.
Pero yo quedo triste como una puesta de Sol
Para nuestra imaginación,
Cuando enfría el fondo del llano
Y se siente la noche entrada
Como una mariposa por la ventana.
.
Pero mi Tristeza es sosiego
Porque es natural y justa
Y es lo que debe estar en el Alma
Cuando ya piensa que existe
Y las manos cogen flores sin que ella se entere..."
(El guardador de rebaños - Fernando Pessoa)


"Con una falta tal de gente con la que coexistir, como hay hoy, 
¿qué puede un hombre de Sensibilidad hacer, 
sino inventar sus Amigos, o cuando menos, sus compañeros de Espíritu?"

"Tengo pensamientos que si yo pudiese traerlos a la Luz y darles Vida
concederían nueva Levedad a las estrellas, nueva Belleza al mundo
y más Amor al corazón de los hombres..."

(Pessoa y el Camino de la Serpiente. 
Panel de azulejos con alusiones al misticismo de Pessoa, 
siguiendo sus propios diagramas manuscritos y poemas. 
En la Estación de Rossio.)

"Vuelvo sobre mí. 
Anduve de viaje algunos años recogiendo maneras de sentir. 
Ahora, habiéndolo visto todo y sentido todo, 
tengo el deber de encerrarme en casa, en mi Espíritu
y trabajar cuando pueda y en todo lo que pueda, 
para el progreso de la civilización 
y el ensanchamiento de la Conciencia de la humanidad. 
Ojalá no me desvíe de esto mi peligroso carácter demasiado multilateral, 
adaptable a todo, siempre ajeno a mí mismo y sin nexo dentro de sí..."


"Mi vida gira en torno a mi obra literaria, por buena o mala que sea, o pueda ser. Todo lo demás en la vida tiene para mí un interés secundario. Hay cosas, naturalmente, que me complacería tener, otras que tanto da que vengan o no vengan. Es preciso que todos los que lidian conmigo se convenzan de que soy así. Y que exigirme los sentimientos, ciertamente muy dignos, de un hombre vulgar y banal, es como exigirme que tenga los ojos azules y el cabello rubio. Y tratarme como si yo fuese otra persona, no es la mejor manera de conservar mi afecto..." (Fernando Pessoa)