Loving Vincent...
"Los grandes artistas no tienen el Alma en paz..."
“Querido hermano mío,
Gracias por tu amable carta y por el billete de 50-fr. que contenía.
Hay muchas cosas de las que me gustaría escribirte, pero siento que
es inútil. Espero que hayas encontrado a esos nobles caballeros
dispuestos favorablemente hacia ti.
Tus tranquilizadoras palabras hacia mí sobre tu paz doméstica apenas
eran necesarias, creo, habiendo contemplado el bienestar y el infortunio
por mí mismo. Y estoy bastante de acuerdo contigo en que criar a un
niño en un cuarto piso es un trabajo del diablo para ti así como para
Jo.
Puesto que lo que más importa va bien, ¿por qué debería decir más
sobre cosas de menor importancia? Palabra mía, antes de que tengamos
oportunidad de hablar sobre negocios más tranquilamente probablemente
nos quede mucho.
Los otros pintores, sea lo que sea lo que piensen, se mantienen instintivamente a distancia de discusiones sobre el comercio.
Bueno, la verdad es que, tan sólo podemos hacer que sean nuestras
pinturas las que hablen. Pero aún así, querido hermano mío, sucede esto
que siempre te he dicho, y lo repito una vez más con todo el énfasis con
el que pueda expresarlo el esfuerzo de una mente diligentemente
determinada en tratar de hacerlo lo mejor que sea posible — te digo de
nuevo que siempre te consideraré algo más que un simple marchante en
Corots y que a través de mi mediación tú formas parte de la mismísima
producción de algunos lienzos, que conservarán su calma incluso en la
catástrofe.
Pues esto es a lo que hemos llegado, y esto es todo o al menos lo
principal que tengo que decirte en este momento de crisis comparativa.
En este momento que las cosas están tan forzejeantes entre los marchantes y los cuadros de pintores muertos y artistas vivos.
Bueno, en cuanto a mi propio trabajo, estoy arriesgando mi vida por él y mi cordura ha medio zozobrado debido a ello - y está bien como está - pero por lo que a mí respecta, tú no te encuentras entre los marchantes de hombres y todavía puedes escoger de qué lado estás, pienso, actuando con humanidad, pero tú, ¿qué quieres...?”
(Carta que Vincent llevaba encima el 29 de Julio de 1890.)“Inmensas extensiones de campos de trigo bajo cielos turbulentos, en el que he tratado de expresar la tristeza, la extrema soledad...”
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