Mundo Fusion

domingo, septiembre 08, 2013

El Mito de Osiris...

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Muerte y resurrección de Osiris
(http://es.wikipedia.org/wiki/Mito_de_Osiris)
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Al inicio de la historia, Osiris gobernaba Egipto, al haber heredado el trono de sus antepasados en un linaje que se remonta al creador del mundo, Ra o Atum. Su reina es Isis, quien, junto con Osiris y su asesino Seth, es una de las hijas del dios de la tierra, Geb, y de la diosa del cielo, Nut. Aparece poca información sobre el reinado de Osiris en las fuentes egipcias; el centro se encuentra en su muerte y en los eventos que siguieron. Osiris está conectado con el poder de dar vida, la monarquía justa y el gobierno de maat, el orden natural ideal cuyo mantenimiento era un objetivo fundamental en la cultura del Antiguo Egipto. Seth está asociado estrechamente con la violencia y el caos. Por tanto, el asesinato de Osiris representa la lucha entre el orden y el desorden y la interrupción de la vida por la muerte.

Algunas versiones del mito proporcionan el motivo de Seth para matar a Osiris. De acuerdo a un hechizo en los "Textos de las Pirámides", Seth estaba vengándose por una patada que Osiris le dio, mientras que en un texto del período Tardío, el resentimiento de Seth se debía a que Osiris tuvo relaciones sexuales con Neftis, la consorte de Seth y cuarta hija de Geb y Nut. El asesinato en sí es frecuentemente aludido, pero nunca claramente descrito. Los egipcios creían que las palabras escritas tenían el poder de afectar la realidad, por lo que evitaban escribir directamente sobre eventos profundamente negativos, tales como la muerte de Osiris. Algunas veces, se niega su muerte por completo, a pesar de que la mayor parte de las tradiciones sobre él dejan claro que había sido asesinado. En algunos casos, los textos sugieren que Seth tomó la forma de un animal salvaje, como un cocodrilo o un toro, para matar a Osiris; en otros dan a entender que el cadáver de Osiris fue lanzado al agua o que se ahogó. Esta última tradición es el origen de la creencia egipcia de que las personas que se hayan ahogado en el Nilo eran sagradas. Incluso la identidad de la víctima es cambiada en los textos: a veces, es el dios Haroeris, una forma mayor de Horus, quien es asesinado por Seth y, luego, vengado por otra forma de Horus, quien es el hijo de Haroeris con Isis.
Para el final del Imperio Nuevo, se había desarrollado una tradición según la cual Seth cortó el cuerpo de Osiris en pedazos y los esparció por todo Egipto. Los centros de culto de Osiris en todo el país reclamaron que el cadáver, o piezas particulares de él, fueron halladas cerca de ellos. Cada una de las partes desmembradas (puede decirse que llegaban a tantas como 42) ha sido equiparada con uno de los 42 nomos o provincias en Egipto. Por lo tanto, el dios de la realeza se convierte en la encarnación de su reino.


Isis, en la forma de un pájaro, copula con el difunto Osiris. A ambos lados están Horus, aunque todavía como no nacido, e Isis en su forma humana. La muerte de Osiris es seguida bien por un interregno o por un periodo en el cual Seth asume la monarquía. Mientras tanto, Isis busca el cuerpo de su esposo con la ayuda de Neftis. Durante la búsqueda de Osiris o el luto por su muerte, las dos diosas son a menudo comparadas con halcones o milanos, posiblemente debido a que los milanos viajan lejos en busca de carroña, porque los egipcios asociaron sus llamadas plañideras con el luto, o debido a la conexión de las diosas con Horus, quien es a menudo representado como un halcón. En el Imperio Nuevo, cuando la muerte y renovación de Osiris fue asociada con la crecida anual del Nilo que fertilizaba Egipto, las aguas del Nilo fueron igualadas a las lágrimas de Isis por el duelo o con los fluidos corporales de Osiris.

Las diosas encontraron y restauraron el cuerpo de Osiris, con la ayuda de otras deidades, incluidos Tot, una deidad acredita con grandes poderes mágicos y curadores, y Anubis, el dios del embalsamamiento y los ritos funerarios. Sus esfuerzos son las base mitológica para las prácticas egipcias de embalsamamiento que, al momificar los cadáveres, buscaba evitar y revertir el decaimiento que sigue a la muerte. Esta parte de la historia es a menudo extendida con episodios en que Seth y sus seguidores intentan dañar el cuerpo e Isis y sus aliados deben protegerlo. Una vez que Osiris es hecho uno, Isis, todavía en forma de pájaro, insufla aliento y vida en su cuerpo con sus alas y copula con él. Aparentemente, el renacimiento de Osiris no es permanente y, después de este punto en la historia, solo es mencionado como el gobernante del Duat, el reino distante y misterioso de los muertos; pero, en su breve contacto con Isis, ha concebido su hijo y legítimo heredero, Horus. Si bien el propio Osiris vive solo en el Duat, él y el reino que representa, en cierto sentido, renacerá en su hijo.





El relato coherente de Plutarco, que se ocupa principalmente de esta parte del mito, difiere en muchos aspectos de las fuentes egipcias conocidas. Seth —a quien Plutarco denomina «Tifón», al usar nombres griegos para muchas de las deidades egipcias— conspira contra Osiris con setenta y tres personas más. Seth tiene un cofre elaborado para adaptarse a las medidas exactas de Osiris y, luego, en un banquete, declara que va a dar el ataúd como regalo a cualquiera que encaje dentro de él. Los invitados se recuestan al interior del féretro, pero ninguno cabe dentro excepto Osiris. Cuando se acuesta en él, Seth y sus cómplices cierran de golpe la cubierta, la sellan y lo echan al Nilo. Con el cuerpo de Osiris en el interior, el ataúd flota por el mar y llega a la ciudad de Biblos, donde crece un árbol a su alrededor. El rey de Biblios hace cortar el árbol y lo convierte en un pilar para su palacio, todavía con el ataúd al interior. Isis debe remover el féretro del interior del árbol para poder recuperar el cuerpo de su esposo. Una vez retirado el féretro, Isis deja el árbol en Biblos, donde se convierte en un objeto de adoración de los locales. Este episodio, que no es conocido por fuentes egipcias, brinda una explicación etiológica para el culto de Isis y Osiris, el cual existía en Biblos en la época de Plutarco y posiblemente tan temprano como en el Imperio Nuevo.

Plutarco también sostiene que Seth robó y desmembró el cuerpo de Osiris solo después de que Isis lo recuperó. Entonces, Isis encontró y enterró cada pieza del cuerpo de su esposo, con la excepción del pene, que debió reconstruir con magia, debido a que el original fue comido por los peces en el río. Según Plutarco, esta es la razón por la que los egipcios tienen un tabú contra comer pescado; sin embargo, en los registros egipcios, el pene de Osiris es hallado intacto y el único paralelo cercano a esta parte con la historia de Plutarco se encuentra en la Historia de los dos hermanos, un cuento popular del Imperio Nuevo con similitudes con el mito de Osiris. Una diferencia final en el relato de Plutarco es el nacimiento de Horus. La forma de Horus que venga a su padre ha sido concebida y nacida antes de la muerte de Osiris. Es un niño prematuro y débil, Harpócrates, que nació de la unión póstuma de Osiris con Isis. En este caso, dos de las formas separadas de Horus que existen en la tradición egipcia han recibido posiciones distinta en la versión del mito de Plutarco.