Por siempre tuya...
"Quería tan sólo intentar vivir lo que tendía
a brotar espontáneamente de mí...
¿Por qué había de serme tan difícil..?"
(Demian - Hermann Hesse)
a brotar espontáneamente de mí...
¿Por qué había de serme tan difícil..?"
(Demian - Hermann Hesse)
"Para ver el mundo en un grano de arena,
Y el Cielo en una flor silvestre,
Abarca el infinito en la palma de tu mano
Y la eternidad en una hora..."
(William Blake)
"La soledad es el patrimonio de todas las almas extraordinarias..."
(Arthur Schopenhauer)
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La Noche Espiritual. Revista Sophia, de Madrid.
(Annie Besant - 1904)
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«Entre los peligros que se oponen a la marcha triunfal de los verdaderamente grandes, no hay ninguno tan deprimente por su naturaleza, ni tan fatal por sus efectos como ese que se llama «noche espiritual», sombra de desaliento que desciende sobre nuestro corazón y nuestra mente, y que nos envuelve con su velo sombrío, borrando todos los recuerdos de la paz interior y todas las esperanzas de un futuro mejoramiento. Así como cierta densa neblina se esparce sobre las grandes ciudades, penetrando por todos sus rincones, emergiendo cuantos objetos nos son familiares, interceptando toda perspectiva, cual si nada restase ya al extraviado viajero sino él y la angustiosa atmósfera que le rodea, así también, de un modo parecido, la niebla de la noche espiritual desciende sobre nosotros. Todos los puntos de descanso que en nuestra marcha tuvimos, desaparecen entonces; el sendero se desvanece en la sombra, perdidas las antorchas que le iluminasen, y los seres humanos aparecen como verdaderos fantasmas que aquí y allá emergen de las tinieblas, nos codean un instante y tornan al punto a desaparecer. Siéntese entonces el hombre perdido: una terrible impresión de aislamiento le llena y a nadie ve a su lado para atenuar su soledad. Las figuras humanas que le sonrieron, se han desvanecido; las voces que antes le dieran alientos, permanecen mudas y aun el amor humano que hasta entonces le acariciase, se convierte en una glacial sensación de horror. Sus amigos y sostenes se encuentran rechazados lejos de él; ni una sola palabra que le anime llega hasta él desde el negro silencio. Si pretende avanzar, siente el vértigo del precipicio y un sordo bramido de olas de incalculable profundidad, cuya lejanía inmensa parece intensificar el silencio, le amenaza con el más total aniquilamiento. El cielo le está velado, así como la tierra; borrado se han el sol, la luna y las estrellas y llega a creerse el hombre como suspendido sobre un abismo sin fin y como si estuviese a punto de caer en el vacío, porque la tenue llama de su vida misma, cual simpatizando con la sombra universal, trata de apagarse también. El horror de la profunda noche se extiende, en fin, en torno suyo, paralizando toda energía, sin dar lugar a la esperanza. Dios y la humanidad le han abandonado: ¡está solo, eternamente solo...!» «El testimonio de los grandes místicos prueba que este cuadro no está recargado. No existen, en efecto, gritos de humana angustia más amargos que los que nos llegan como quejas desde esas páginas en prosa, verso o música, en las cuales las nobles almas agotaron sus pruebas sobre el terrible sendero. Buscaron la paz y se encontraron en medio del combate; la alegría, y la tristeza fue su lote; la visión beatífica, y la noche de la tumba les rodeó... Que almas menores o más jóvenes no hayan todavía sufrido la prueba y miren incrédulas a veces hasta su misma posibilidad, oponiendo sus opiniones de lo que debería ser al hecho brutal de lo que es, nada prueba sino que la hora no les ha llegado: El niño, en su inconsciencia feliz, no puede medir en toda su épica grandeza el esfuerzo del hombre; ni el pequeñuelo que se amamanta tranquilo, sentir la buida congoja que al materno pecho penetró... Es admirable el considerar cómo las Potencias de la Noche, que con las Potencias del bien y de la Luz rivalizan en este bajo mundo, pueden llegar a ahuyentar con una sola de sus ráfagas todos los tesoros espirituales que el esfuerzo y la perseverancia reunió..."La Noche Espiritual. Revista Sophia, de Madrid.
(Annie Besant - 1904)
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"No es posible despertar la conciencia sin dolor...
La gente es capaz de hacer cualquier cosa
por no enfrentarse a su propia Alma...
Nadie se ilumina fantaseando figuras de luz,
sino haciendo consciente su oscuridad..."
(Carl Gustav Jung)
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La Libertad primera y última.
(Jiddu Krishnamurti)
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¿Habéis tratado alguna vez de estar solos? Cuando lo intentéis, veréis cuán extraordinariamente difícil ello es y cuán extraordinariamente inteligentes debemos ser para estar solos, porque la mente no nos dejará estar solos. La mente se vuelve inquieta, se ocupa en evadirse. ¿Qué hacemos, pues? Tratamos de llenar ese extraordinario vacío con lo conocido. Descubrimos cómo estar activos, cómo ser sociables; sabemos estudiar, escuchar la radio. Llenamos esa cosa que no conocemos con las cosas que conocemos. Intentamos llenar ese vacío con diversas clases de conocimientos, relaciones o cosas. ¿No es así? Ese es nuestro proceso, esa es nuestra existencia. Ahora bien, cuando os dais cuenta de eso qué hacéis, ¿seguís creyendo que podéis llenar ese vacío? Habéis probado todos los medios de llenar ese vacío de la soledad. ¿Lo habéis logrado? Lo habéis intentado con el cine, sin éxito; y por eso seguís a vuestros guías espirituales o a vuestros libros, u os volvéis muy activos socialmente. ¿Habéis conseguido llenar el vacío, o simplemente lo habéis encubierto? Si sólo lo habéis encubierto, siempre está ahí; por lo tanto volverá... Si sois capaces de huir totalmente, entonces vais a parar a un manicomio u os volvéis sumamente torpes. Eso es lo que está ocurriendo en el mundo. ¿Es posible llenar esta vacuidad, este vacío? Si no lo es, ¿podemos huir de él, escaparnos? Si hemos experimentado y encontrado que una evasión carece de valor, ¿no carecen acaso de valor todas las otras evasiones? Es indiferente que llenéis el vacío con esto o con aquello. La llamada “meditación” es también una escapatoria. Poco importa que cambiéis vuestro medio de evasión. ¿Cómo, entonces, hallaréis qué hacer con esta soledad? Sólo podréis saber qué hacer cuando hayáis dejado de evadiros. ¿No es así? Cuando estéis dispuestos a enfrentaros con lo que es -lo cual significa que no debéis recurrir a la radio, y que debéis volver la espalda a la “civilización”-, entonces aquella soledad termina, porque ha sufrido una completa transformación. Ya no es soledad. Si comprendéis lo que es, entonces lo que es, es lo real. Es porque la mente está continuamente evitando, evadiéndose, rehusando ver lo que es, que ella crea sus propios estorbos. Como tenemos tantos estorbos que nos impiden ver, no comprendemos lo que es y por lo tanto nos alejamos de la realidad; todos esos estorbos han sido creados por la mente para no ver lo que es. El ver lo que es no sólo requiere buena dosis de capacidad y comprensión de la acción, sino que también significa volver la espalda a todo lo que os habéis fabricado: vuestra cuenta bancaria, vuestro nombre y todo aquello que llamáis “civilización”. Cuando veáis lo que es, veréis cómo se transforma la soledad..."
"A través de la eternidad
la belleza descubre su forma exquisita
en la soledad de la nada;
coloca un espejo ante su rostro
y contempla su propia belleza.
Él es el conocedor y lo conocido,
el observador y lo observado;
ningún Ojo excepto el suyo
ha observado este Universo..."
(Rumi)
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