Mundo Fusion

domingo, julio 19, 2015

Sólo la Vida importa, no el haber vivido...

*************************************************
Confianza en uno mismo
(Ralph Waldo Emerson)
*************************************************
"El otro día leí unos versos escritos por un ilustre pintor. En versos auténticos y no convencionales como estos el Alma oye siempre una admonición, sea cual sea el asunto del que traten. El sentimiento que destilan tiene más valor que ningún otro pensamiento que pudieran contener. Creer en tu propio pensamiento, creer en lo que consideras verdad en tu fuero interno es verdad para todos los hombres, en eso consiste el Espíritu. Deja que hable tu convicción latente, y ésta tendrá un significado universal, porque lo más recóndito de tu ser será, a su debido tiempo, lo que mayor alcance ha de tener; y porque nuestro primer pensamiento nos es dado por las trompetas del Juicio Final. Por familiar que nos resulte la voz de la mente que nos habla, la alta estima que tenemos a Moisés, Platón y Milton se debe a que hicieron caso omiso de los libros y las tradiciones, y se expresaron con sus propias palabras, no con las palabras de los demás hombres. Un hombre debería aprender a detectar y contemplar ese relámpago de Luz que le atraviesa la mente desde el interior de sí mismo, más resplandeciente que el brillo que dejaron en el firmamento los bardos y los sabios que le han precedido..."

"...Hay un momento en la formación de todo hombre en que se llega al convencimiento de que la envidia es ignorancia, y la imitación un suicidio; que un hombre debe tomarse a sí mismo como la porción que le ha tocado en suerte, para bien y para mal; que aunque haya abundancia de bienes en el ancho mundo, no obtendrá más grano de trigo para alimentarse que el que él mismo se haya esforzado en cosechar en el bancal de tierra que le ha sido dado. El poder que reside en él es de una Naturaleza inédita, y nadie más que él conoce lo que es capaz de hacer, o ni siquiera eso hasta que él mismo lo haya intentado. No en vano, un rostro, un carácter, un hecho, le causan una honda impresión, y otros, en cambio, ninguna. Y todo ello no adoptaría una forma en la memoria si no hubiera una armonía preestablecida. El ojo se situó donde un rayo de Luz había de caer con el fin de dar testimonio de ese instante. Sin embargo, tan solo nos expresamos a medias, y nos avergonzamos de esa idea divina que cada uno de nosotros representa. Podemos depositar nuestra confianza en ella sin temor a equivocarnos porque es proporcionada y se ajusta a buenas razones..."


"Hold the vision, trust the process..."

"Confía en ti mismo: todos los Corazones vibran al pulsar esa cuerda de hierro. Acepta el lugar que la divina providencia reserva para ti, la sociedad de tus contemporáneos, la conexión entre unos acontecimientos y otros. Hay grandes hombres que así lo han hecho y, como si fueran niños, se han confiado al genio de su época, revelando su percepción de que aquello que merecía su confianza mas absoluta estaba impreso en su Corazón, obrando a través de sus manos, reinando sobre todo su ser. Y ahora somos ya hombres, debemos aceptar en el Espíritu más elevado el mismo destino trascendente. No somos menores de edad ni invalidos que huyamos ante una revolución, sino adalides, redentores y benefactores que nos plegamos al esfuerzo del Todopoderoso, y que avanzamos en medio del Caos y la Oscuridad..."


"...Estas son las voces que oímos en soledad, pero que se atenúan y disipan a medida que nos integramos al mundo. No existe sociedad que no conspire contra la condición humana de cada uno de sus miembros. La sociedad es una empresa de capitales cuyos integrantes, con el fin de asegurarse mejor el pan de cada accionista, deciden de común acuerdo renunciar a la libertad y la cultura de quien soporta sus gastos. La virtud más exigida es la aquiescencia. La confianza en uno mismo es aborrecida. No gusta de la realidad ni de los creadores, sino de hombres y costumbres..."

"... Lo único que me concierne es lo que debo hacer, no lo que la gente crea que debo hacer. En esta máxima, tan difícil en la vida práctica como en la intelectual, reside la entera distinción entre grandeza y mediocridad. Es la más ardua porque siempre encontrarás a aquellos que creen saber mejor que tú en que consiste tu deber. Es fácil vivir en el mundo siguiendo los dictados del mundo; es fácil vivir en soledad según nuestros propios dictados; pero el gran hombre es aquel que, en medio de la multitud, mantiene con impecable dulzura la independencia de la soledad.  La razón para no plegarnos a los usos y costumbres caducos es que disipan nuestras fuerzas, nos hacen perder el tiempo y desdibujan los contornos del carácter..."

"... Las relaciones del Alma con el Espíritu divino son tan limpias que es fácil profanarlas cuando se buscan intermediarios. Cuando Dios haya de pronunciarse, no será un solo mensaje el que ha de darnos, sino todos al tiempo: desde el centro del pensamiento presente, inundará en mundo con su voz, esparcirá la Luz, la Naturaleza, el tiempo, las Almas, y fechará y creará el mundo de nuevo. Cuando un Espíritu es sencillo y recibe la sabiduría divina, todo lo antiguo se desvanece: medios, profesores y textos se derrumban. Esa sabiduría vive en el Ahora, absorbiendo pasado y futuro en el instante. Todo lo que guarda relación con esta experiencia se convierte en sagrado. A causa de ella, todas esas cosas se disuelven hacia su centro y, ante el milagro universal, los milagros minúsculos de cada individuo se desvanecen. Así pues, si un hombre afirma conocer a Dios y hablar con Él, y sus palabras te evocan la fraseología de una vieja nación destruida en otro país, en otro mundo, no le creas: ¿es la bellota del roble mejor que el árbol en su plenitud y perfección?; ¿es el padre mejor que el hijo en el que ha vertido la madurez de su ser?; ¿por qué, entonces, esta adoración por el pasado? Los siglos conspiran contra la salud y la autoridad del Alma. El tiempo y el espacio no son sino colores fisiológicos que el ojo fabrica; pero el Alma es Luz; allí donde ella está, es de día; allí donde ha estado, es de noche..."


"...Las rosas que crecen bajo mi ventana no son indicio de rosas previas ni mejores: son lo que son; existen con Dios, aquí y Ahora. Para ellas no hay tiempo. La rosa es simplemente perfecta; perfecta en cualquier momento de su existencia. Para que veamos brotar una yema en una planta, antes ha tenido que obrar en ella la vida por entero; en la flor plenamente abierta no hay nada más; en la raíz sin hojas no hay nada menos. Su Naturaleza está cumplida, y cumple a la Naturaleza, en todos los momentos por igual. El hombre, empero, pospone o recuerda; no vive en el presente sino que, girando sus ojos al pasado, se lamenta, o haciendo caso omiso de las riquezas que tiene a su alrededor, se pone de puntillas para atisbar el futuro. No podrá ser feliz ni fuerte a menos que él también viva  con la Naturaleza en el presente, por encima del tiempo..."

"...Por último, sobre este asunto aún queda por decir la verdad más sublime. Probablemente no es posible enunciarla porque todo cuanto decimos es apenas el recuerdo lejanísimo de una intuición. En la medida en que puedo siquiera acercarme a expresarla, ésta es la idea. Cuando el bien te ronde, cuando te sientas lleno de Vida, no será porque transites por caminos concurridos o trillados. Por esa senda no verás huellas de ninguna otra persona ni el rostro de un ser humano, no oirás ningún hombre: el trayecto, el pensamiento, el bien, serán extraños y nuevos. No habrá lugar para modelos ni experiencias. Partes del hombre pero no te diriges a él. Todos los seres humanos que han existido son sus oficiantes olvidados. El temor y la esperanza son igualmente indignos de él. Incluso en la esperanza hay algo ruin. En la hora de la visión, no hay nada que pueda llamarse gratitud ni propiamente júbilo. Elevada sobre la pasión, el Alma contempla la identidad y causalidad eterna, percibe la existencia de la Verdad y la Justicia tal cual son en sí mismas y se serena al saber que todo es como debe ser. Nada importan los vastos espacios de la Naturaleza, el Océano Atlántico, los Mares del Sur; nada tampoco la inmensidad de tiempo, los años, los siglos. Todo esto que creo y siento es el sostén del estado más primigenio de la Vida y de sus circunstancias, y sostiene también mi presente, así como lo que llamamos vida y lo que llamamos muerte..."


"Sólo la Vida importa, no el haber vivido..."
La fuerza cesa en el instante de alcanzar el reposo,
pero se manifiesta en la transición de un estadio superado a otro nuevo,
en el acto de salvar el abismo, en el disparo a un blanco..."