El Philobiblion...
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PHILOBIBLION
Muy hermoso tratado sobre el amor a los libros
(Ricardo de Bury)
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CAPITULO 1
Alabanza de la sabiduría y de los libros en que reside
El tesoto de la sabiduría y de la ciencia, tan apasionadamente deseable, y que todos los hombres naturalmente apetecen, supera infinitamente a cualquier riqueza humana. Comparados con él, las piedras preciosas carecen de valor, la plata no es más que cieno y el oro no es sino fina arena. Este tesoro, con su esplendor, oscurece la luz del sol y de la luna, y su dulzura admirable es tal, que ante ella la miel y el maná se tornan amargos al paladar.
Oh valor de la sabiduría, que no se debilita por el transcurso del tiempo; virtud siempre floreciente, que disipa todos los malos humores de aquellos que los poseen! Oh celestial don de la magnanimidad divina, otorgado por el Creador de la propia luz para elevar hasta el firmamento el espíritu humano! Tú eres el alimento sagrado de la inteligencia; los que te comen sienten aún hambre; los que te beben tienen aún sed. Encantas por tu armonía las almas de los que languidecen y el que te oye jamás se ve turbado...
(...) En los libros veo a los muertos como si fuesen vivos; preveo el porvenir; en los libros se reglamamentan las cosas de la guerra y surgen los derechos de la paz. Todo se corrompe y destruye con el tiempo; Saturno no cesa de devorar lo que engendra, y, sin duda, toda la gloria del mundo se desvanecería en el olvido si, como remedio, no hubiese dado Dios a los mortales el libro...
CAPITULO 3
De cómo los libros deben ser comprados siempre, a excepción de dos casos
De lo dicho en el capítulo precedente, sacaremos la consecuencia, muy agradable para nosotros, pero que pocas personas aceptarán, de que, a menos de temer ser estafados por el librero o de prever con cierta seguridad que alguna ocasión más oportuna se ha de presentar, no hay que reparar en sacrificios para comprar un libro si se nos ofrece una coyuntura favorable. Pues si la sabiduría, único infinito tesoro a los ojos del hombre, les presta valor y este valor es tal que no puede expresarse de modo material, ¿qué precio parecerá excesivo si se tiene en cuenta que adquiriendo el libro se adquiere el bien infinito? El propio Salomón, lumbrera humana, nos exhorta a comprar los libros de buen grado y a venderlos con repugnancia: "Comprad la verdad y no la vendáis." Y los hechos históricos confirman las persuasiones de la lógica y de la retórica, dándoles un carácter más firme todavía...
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