Mundo Fusion

sábado, julio 12, 2014

Háblame, Antigua Musa...

 "Háblame, Musa, dime del hábil varón que en su largo extravío,
tras haber arrasado el alcázar sagrado de Troya,
conoció las ciudades y el genio de innumerables gentes..."
(La Odisea, Canto I - Homero)




“Háblame, Musa, acerca de aquellos que viajan a lo largo y a lo ancho...”

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Las Alas del Deseo
(Win Wenders)
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"Háblame, Musa, del narrador, del infantil y antiguo origen de las cosas, perdido en el fin del mundo, y haz que a través de él cualquiera pueda relajarse...

Con el tiempo mis oyentes se han convertido en lectores y ya no se sientan en un corro sino solos, y no saben nada el uno del otro... Soy un anciano con la voz rota, pero la historia resurge todavía desde lo más profundo, y mi boca entreabierta repite con esfuerzo, con un hilo de voz, una liturgia donde nadie necesita estar invitado a la inauguración, al igual que el significado de las palabras y las frases...

El mundo parece estar hundiéndose, pero yo sigo narrando su historia como al principio, con la voz cantarina que me sostiene, salvado, gracias a esta narración, del caos del presente, y protegido para el futuro... Se acabó divagar como antes yendo adelante y atrás a través de los siglos. Solo puedo pensar de un día al otro. Mis héroes ya no son los soldados ni el rey, sino las cosas de la paz, una tan buena como la otra. Las cebollas secas, igual de buenas que el tronco de madera que atraviesa el barro. Pero, todavía, nadie ha conseguido entonar una epopeya por la paz. ¿Qué pasa, pues, con la paz que no consigue apasionar largamente y apenas se deja describir? ¿Debo rendirme ahora? Si me rindo, la humanidad perderá su narrador, y si la humanidad pierde algún día su narrador, habrá perdido también su infancia...



Ya no puedo encontrar la Postdamer Platz. No es esto, no puede ser esto, pues en la Postdamer Platz estaba el café Jozty. Por las tardes iba allí a charlar y me tomaba un café, y recuerdo que observaba a la gente mientras me fumaba un puro de Louis and Molf, una conocida tabaquería que había justo delante. Osea que no puede ser esto, esto no puede ser la Postdamer Platz. No, aquí no hay nadie a quien puedas preguntar. Era una plaza llena de vida, tranvías, autobuses con caballos y dos coches, el mío y el de la chocolatería Hamman. Los almacenes Wertheim también estaban aquí. Y de repente empezaron a colgar banderas. Sí, la plaza entera estaba llena de banderas. Y la gente dejó de ser amable y la policia también. Pero yo no me voy a rendir hasta que vuelva a encontrar la Postdamer Platz. ¿Dónde están mis héroes, dónde están mis niños, dónde están los mios, los duros de mollera, los originales...? Nómbrame, Musa, a mi, pobre e inmortal cantante, que abandonado por sus oyentes ha perdido la voz y que desde antaño el ángel de la poesía se ha convertido hoy en un organillero ignorado y con frecuencia objeto de las burlas ajenas, instalado fuera del umbral de la tierra de nadie...


Solo las calles romanas nos llevan al infinito, solo las huellas más antiguas nos permiten progresar. ¿Dónde está el paso elevado?, también la llanura, también Berlín tiene sus propios pasos secretos, y solo allí empieza mi tierra, la tierra de la narración. ¿Por qué no ven todos ya desde la infancia los pasos, las puertas y grietas que hay en la tierra y en el cielo? si todos las vieran seguro que en nuestra historia no habría crímenes ni guerras..."