Mundo Fusion

domingo, marzo 19, 2017

La Sacerdotisa del Mar...

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La Sacerdotisa del Mar
(Dion Fortune)
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"Me contó cómo, a través de su conocimiento de la Sacerdotisa de la Luna que había llegado hasta ella por medio de su cristal, había aprendido un extraño saber, perdido desde que el mundo se hizo sabio, o decía que lo había hecho. Este era el conocimiento interior e intuitivo de los antiguos y de los pueblos primitivos hasta nuestros días. Dijo como su alma era de antiguo linaje, que había vuelto a la tierra una y otra vez aprendiendo las lecciones de la tierra y finalmente ganando la libertad; y que había algunas almas, que no teniendo más necesidad de las lecciones terrenales, venían no a aprender sino a enseñar y creía que ella era una de ellas. Estas, decía ella no tenían un nacimiento ordinario, sino que se encarnaban mágicamente, esperando su hora hasta que las condiciones eran oportunas y entonces se deslizaban dentro.

Fue la mezcla de un bretón y un gales lo que propició las condiciones para que su peculiar alma pudiera venir, dado que ella creía que, de hecho, había sido Morgan Le Fay, la hermana bruja del Rey Arturo y que Merlin había sido su padre adoptivo.

La Madre de Arturo, la reina Uther era una princesa marina de Atlantis, así me contó, y se casó con un marido brutal por meras cuestiones comerciales, de tal manera que las puertas de las islas Tin pudieran abrirse a la gente de su padre. Merlin, que pertenecía al sacerdote atlante, llegó a Gran Bretaña con los barcos del estaño, para dirigir el culto, y Bell Knowle, siendo algo así como la montaña sagrada de la ciudad materna, había sido adaptada para este propósito. Al morir Uther la princesa del
Mar volvió con su gente y esposó a un hombre del clan sagrado y dio a luz a una hija.

Ahora esta hija, como era la costumbre entre ellos, tenía que ser llevada a la casa de las Vírgenes para ser entrenada; ya que a todos los niños del clan sagrado se los llevaba al templo cuando se daba el solsticio de invierno en el año en el que cumplían los siete años, y aquellos a los que se consideraba meritorios se les recluía dentro de los precintos del templo para que fueran entrenados; aquellos que no eran escogidos eran devueltos a sus familias hasta que tuvieran catorce años, y entonces a los varones se les hacía escribas o guerreros según ellos eligiesen, y las doncellas eran dadas en matrimonio a los hombres del clan y la muerte por tortura a aquél que la tomase. De una forma muy estricta se guardaba la sangre sagrada, ya que conllevaba el poder visionario. Pero las sacerdotisas no se casaban con ningún hombre, sino que se emparejaban con los sacerdotes como era requerido para los propósitos mágicos.

Y Morgan Le Fay me contó como llegó a la feminidad en la casa de las vírgenes, guardada y protegida como una abeja reina se le protege, sabiéndose apartada, y con el convencimiento de que las alegrías y los ligazones humanos no eran para ella; y cuando volvió a nacer como hija de Bretón y Celta la memoria permaneció con ella y ningún lazo humano la ató. Hubo momentos, decía cuando era jovencita, en los que buscó el amor, pero su destino se lo prohibía; y en seguida se dio cuenta de su destino y lo aceptó, y entonces la vida fue más fácil. Pero nunca pudo ser muy fácil, pienso, porque estaba en esta vida, pero no era de ella.

Después al llegar el poder de la visión llegó el despertar de la memoria y la vuelta del conocimiento olvidado.

Se consideraba a sí misma una sacerdotisa con los poderes del sacerdocio latente en su alma. Pero no había nadie que le enseñase y le entrenase, nadie que despertase sus poderes, excepto el sacerdote de la
Luna que llegaba a ella por el cristal, y él no era de este mundo.


Poco a poco aprendió y construyó, siempre disminuida por el hecho de que la magia Lunar requiere un aliado, y los aliados son siempre difíciles de encontrar. Así que, pensé yo, tenía razón cuando sentí que representaba el papel del esclavo sacrificado. Le pregunté a boca jarro que cual era la tarea exacta del compañero-aliado de la Sacerdotisa del
Mar, y que le ocurriría al final, y si era sacrificado. Ella contestó que de alguna manera sí, y que de alguna manera no, y que eso era todo lo que me diría. 

Según parecía, la Sacerdotisa del Mar era una especie de pitonisa y los dioses hablaban a través de ella. Siendo pitonisa era negativa, pasiva, no podía hacer magia por sí misma, sino que era un instrumento en las manos de los sacerdotes, y por muy perfecto que un instrumento pueda ser, no era más que un medio si no hay nadie para hacer uso de él.

"Entonces lo que necesitas le dije yo es un sacerdote perfectamente entrenado como director".


"Exactamente"


"¿Dónde vas a encontrarle?"


"Ese es mi problema, ella concluyó"..."





"Pero no me preocupa, " añadió "En estos asuntos el camino se va abriendo en la medida que tú avanzas. Subes un escalón y el siguiente se aplana."
 
"¿Y cuál es el siguiente peldaño?"
 
"El siguiente peldaño, dijo mirando fijamente al fuego sin mirarme a mí, es completar mi entrenamiento".
 
"¿Que es, qué?"
 
"Hacerme mi propia imagen como sacerdotisa..."