Mundo Fusion

viernes, agosto 14, 2015

Un mensaje sin tiempo para este tiempo...

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El libro rojo de Jung
Claves para la comprensión de una obra inexplicable
(Bernardo Nante)
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"El libro rojo o Liber Novus narra e ilustra bellamente las fulgurantes y aterradoras visiones de C. G. Jung, acaecidas entre los años 1913 y 1916 o 1917, y su audaz intento de comprenderlas. El libro rojo no es un libro filosófico, científico, religioso, literario o de arte y, sin embargo, sus impactantes imágenes literarias y plásticas transmiten una cosmovisión tan arcaica como novedosa. El libro rojo es sorprendente e inclasificable, pues no se ajusta a ninguno de los géneros literarios conocidos y solo puede compararse con los grandes relatos proféticos o míticos del pasado más remoto. No obstante, esta obra expresa la vivencia y la voz de un hombre de nuestro tiempo, eco de la voz de la profundidad, que transmite una nueva comprensión de sí como respuesta a la desorientación del hombre contemporáneo. Paradójicamente, El libro rojo permaneció inédito casi un siglo y, sin embargo, los escasos fragmentos que de él se conocían ejercieron una notable influencia en la cultura. El estudioso de Jung cuenta hoy con un invalorable documento, hasta ahora inaccesible, que proporciona claves fundamentales para comprender la génesis de su obra teórica y de su praxis. Más allá de la obra de Jung, todo lector interesado en avizorar el horizonte simbólico de nuestros tiempos encontrará en El libro rojo un estímulo incesante para su pensamiento y su imaginación...


El El libro rojo no solo es una obra inclasificable, sino que es enigmática, y como tal, resiste un abordaje superficial. Nuestro trabajo consiste, no solo en ofrecer claves generales para abordar El libro rojo, sino en realizar un comentario integral de esta obra a la luz de la cosmovisión junguiana, con el simple propósito de facilitar la lectura de un texto mercurial, cambiante y, no pocas veces, inasible. Cuando se ingresa a esta obra con la razón crítica, el texto resulta inexplicable. Cuando se deja la razón a un lado, la letra fascina y espanta, pero tal inmersión en su mar simbólico, a menudo, obnubila e intoxica. Para evitar estos dos extremos que llevan al "sinsentido", intentamos realizar aquí una travesía por el camino simbólico de El libro rojo con el abordaje comprensivo sugerido por el mismo texto, es decir, nutriéndonos de sus propias claves. Esto significa que abandonamos en alguna medida el "sentido", la "razón", y nos internamos en el incierto desierto del "contrasentido", pero sin perder nuestra ancla en el "sentido". Para ello nos basamos en los criterios generales que desarrollamos en la "Primera Parte" y en aquellos particulares que surgen en el transcurso del comentario más detallado que realizamos en la "Segunda Parte".

No obstante, el Liber Novus reclama una comprensión de sí, y ninguna interpretación prestada reemplaza la labor solitaria a la que el texto invita. El Liber Novus no solo admite, sino que, en algún sentido, parece reclamar una primera lectura ingenua, pues recrea esa historia fundamental que, aunque no lo advirtamos, nuestra propia alma intenta contar. En palabras del propio Jung, esa historia comienza así:

"En alguna parte, alguna vez, 
hubo una Flor, una Piedra, un Cristal, 
una Reina, un Rey, un Palacio, 
un Amado y una Amada, 
hace mucho, sobre el Mar, 
en una Isla, hace cinco mil años... 
Es el Amor, es la Flor Mística del Alma, 
es el Centro, es el Sí-Mismo..."


Es la historia universal de la realización de la "boda mística", de la unión de los opuestos, que exige ser contada con la propia vida de un modo único e irrepetible. Pero el hombre contemporáneo se ha tornado incapaz de vivir en su propio mundo simbólico, por ello Jung añade:

"Nadie entiende esto,
sólo algunos poetas, 
sólo ellos me comprenderán..."

En Recuerdos, Jung señala:

"El hombre actual ya no es capaz de crear fábulas. 
Por ello se le escapan muchas cosas, 
pues es importante y saludable hablar también de cosas inaccesibles..."

En este sentido, El libro rojo es de por sí un "mito" que trae como uno de sus mensajes principales la necesidad de que cada uno recupere su propio mito, su "historia simbólica"...

El mensaje de la obra de Jung, dirigido a todos los hombres, retoma en clave contemporánea, y para el caso de su teoría, con base científica, aquello que las tradiciones espirituales sostienen en su esencia desde siempre: el hombre es responsable de descubrir un tesoro oculto en su interior. Jung murió sintiéndose incomprendido por el mundo científico y aun por sus supuestos seguidores; a eso parecía referirse cuando afirmaba que no quería que hubiera junguianos, sino que cada uno "sea sí mismo". Por otra parte, temía que, al popularizarse, su obra se vulgarizara, cosa que lamentablemente ocurrió, hasta ser pasto de deplorables textos New Age. Pero su obra se sostiene y merece ser sostenida. Jung intuyó que su mensaje podía llegar al hombre común y por ello, al final de sus días escribió, junto con algunos colaboradores, su única obra de difusión: El hombre y sus símbolos. En cambio, su obra teórica es compleja, pero tampoco puede comprenderse a fondo sin un compromiso con el propio proceso de individuación. Requiere, sin duda, una profunda relectura y reformulación, cosa que, hasta donde sabemos, los postjunguianos no han logrado. El teólogo o el filósofo metafísico, hoy casi extinto, no debe buscar en la obra junguiana la confirmación de determinada doctrina, sino claves para cultivar una apertura al misterio que permita, según palabras de Jung, habitar una casa vacía. La acusación de psicologismo (de Martin Buber, por ejemplo) olvida que Jung, más allá de ciertas imprecisiones, no intenta reducir lo sagrado a la psique, sino destacar su presencia en la psique. El escéptico posmetafísico podrá aprovechas de la teoría si, de acuerdo con la etimología, decide "mirar cuidadosamente" no solo desde la neutralidad del gabinete, sino involucrando su propia vida.

Aunque el Liber Novus ya sea casi centenario, se presenta como un texto de nuestros tiempos que retoma un saber inmemorial. Y contra los lugares comunes de nuestro desencantado pensamiento contemporáneo, muestra que los mitos, los grandes relatos, no han muerto y buscan ser despertados en la insondable profundidad de nuestra psique..."